jueves, 1 de noviembre de 2007

En las filas de adelante se sentó una señora con un bebe en brazos. Me alegré de haber tenido la idea de los somníferos. Los demás asientos que me rodeaban estaban vacíos. Abrí mi botella de Coca Cola y saqué la píldoras de mi bolsillo

domingo, 7 de octubre de 2007

Charlas telefónicas

Córdoba no fue tan terrible. A Las diez de la noche subí al ómnibus otra vez.
Hable con mí padre. Comienzo a dudar de la existencia del muerto. No recuerdo el pasaje de la conversación que me ha hecho considerar la idea de que el muerto no existe. Creo que todo el discurso está envolviendo una mentira, pero, no de las peores, una mentira blanca y pura como una verdad trascendental.
Mi padre me extraña, supongo que no se resigna a vivir solamente con mi madre. En la charla telefónica no escondió su enojo debido a mi tardanza. -¿Como puedes tardar tanto? Eres un irresponsable, sigues igual- dijo. Traté de explicarle mis problemas económico. Fue peor
Le expliqué con detalles mi itinerario y le dí a entender que taradaría una semana para llegar a Lima. Me contestó con una lista de insultos, su despedida fue: "Debes llegar ya"

Estoy nuevamente en un ominibus, ésta vez provisto de una tableta de somniferos. Creo que alcanzará para sobrellevar la ruta hasta Salta

jueves, 4 de octubre de 2007

En tierra

Llegué a Córdoba. El viaje ha dejado en mi un resabio achacoso que me envuelve y condiciona mi percepción. Conozco la provincia por referencias, sé que posee un abanico de atracciones únicas.

Me parece horrible.

El ómnibus estacionó frente a un edifico de vidrio y enteramente infectado por comercios de chucherías. La terminal estaba extremadamente sucia y la imagen era desoladora. Un numero incontable de asientos blancos esperaban vacíos, en fila, uno al lado de otro.
Durante los meses de enero y febrero estos lugares se inundan de familias que vienen y van, dejando desechos de absurda melancolía sobre los asientos y, sobre todo, en las carteras de los comerciantes. La resaca era el único habitante del lugar. Eso fue lo que respiré

Los vidrios del edificio no podían esconder al sol que iba asomando y, amenazante, me haría pensar en ese cliché: "las pequeñas hermosas cosas de la vida, el sol, un gran día..." Aunque voy a ser honesto, el sol, hizo mas agradable mi estadía en aquella ciudad que, me había parecido aterradora.

Me alejé unas cuadras de la terminal y me senté en un bar a tomar un café. Una bebida alcohólica hubiese sido demasiado, mis libros bajo el brazo y mis anteojos, hubieran generado una escena bochornosa.

La lectura no pudo distraerme de mis preocupaciones, ¿Qué debía hacer con aquellos muertos?, ¿enterrarlos?, ¿esconderlos en el placard?...no supe

lunes, 1 de octubre de 2007

Presagio entre destinos


Mis sentidos otra vez están en funcionamiento. Veo en el asiento delantero un chico con su madre. Los otros lugares están vacíos. Mis ojos se posan en la ruta, todo comienza a empeorar.
Ahora imagino al horizonte como el final de todo. Imagino que una vez que llegue allí, caeré. No puedo evitar preguntarme. ¿Que voy a buscar? ¿por qué tengo esta sensación de ir hacia un final?. Imagino que la corriente me atrae. Gris, siguiendo unas líneas amarillas. El ómnibus no puede evitarlo, carece de fuerza, es incapaz de navegar contra la corriente. Siento que llegaré a una cascada profunda y que lo peor está en el fondo, después del golpe, en el horizonte.

Me comunique con mi padre, sigue sin contarme nada

viernes, 28 de septiembre de 2007

No distingo si es de día o de noche, la constancia ha aletargado mis sentidos. Los árboles negros amenazan con caer sobre el imperfecto gris del asfalto. Las sombras lo hacen. Una falsa húmeda recorre la ruta hasta el horizonte. El paisaje es una escenografía impenetrable, en la que no puede imaginarme dentro de ella. Me es imposible crear una imagen de mi al costado de la ruta.
Los ómnibus tambalean por el viento y los camiones dormidos van de orilla a orilla acechados por el abismo negro que los espera con una expresión amenazante.
La actitud de esos camiones me mantiene en vilo durante todo el viaje...

Ecribiendo en el ómnibus

El itinerario es un poco caótico debido a cuestiones económicas. Acabo de recordar la angustia que me ocasiona la ruta (y lo interminable que me parecen los viajes).
Dejé Buenos Aires espero volver pronto y algo mas tranquilo. Espero no volver a Buenos Aires con la angustia que tengo ahora (aunque creo que eso va a ser una empresa imposible)
Buenos Aires quiere retenerme, me tironea, me agarra de los hombros, hace lo imposible para retenerme. Estoy hecho de una textura gomosa. Voy pero estoy adherido a algo (siento que en cualquier momento una fuerza colosal me hará volver a Buenos Aires).

jueves, 23 de agosto de 2007

(anoche) 27 de junio

Logré escapar. Con sangre en las manos y herido sobre las costillas. Llegué a la casa. Me abrió y me miró, de arriba a abajo. No se detuvo en ninguna de mis heridas. Entramos y la seguí hasta la cocina. Ella se sentó sobre la mesada y vigilaba el agua para el café. Sin preparación me acerqué a ella, me puse entre sus piernas que se abrían con timidez pero me daban permiso para besarla. La hornalla se apagó y ella me agarró fuerte de la nuca empujándome hacía su boca. Necesitaba un momento confortable. Fuimos a su cuarto nos recostamos, ya sin la violencia de los primeros momentos.
Con un cigarrillo en mi mano izquierda pensaba lo bueno que sería si ella en ese momento me decía que no podía quedarme ahí. Me levanté, vi las sábanas llenas de sangre y mis manos limpias; lo de las costillas es crónico. No dijo nada y me fui. Afuera, la luz de la luna cayó como plomo sobre mis hombros.

Lo que perdura en el tiempo se corrompe*

Los días anteriores del diario se han perdido...Ha sido muy duro conseguir el dinero...Lo logré..en unos días, después de todo, parto al Perú...Me carcome la conciencia y la ansiedad (puedo asegurar que es una mezcla fatal)

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* La nota estaba exactamente en el mismo lugar que la ubique. Aclaro que la nota no aporta nada al argumento de la obra (es una expresión del autor y no del narrador). Manuel Jontes

lunes, 20 de agosto de 2007

27 de mayo...

Debo conseguir ese dinero de alguna forma.
Mi lista en orden de prioridades:




  • Hacer horas extras en mi trabajo
  • Pedir dinero prestado a Manuel
  • Buscar otro trabajo
  • Pedir dinero a mis padres
  • Robar un banco
  • Vender drogas con los paisa
  • Aceptar el trabajo que me ofreció la perra de Dolores

  • (de ahora en mas voy a recordar que no soy un gran humorista)*

La primer opción de todas no es la mas seductora pero, si la más viable. Sería preferible robar un banco o vender drogas, pero, estas opciones, si bien tendrían una recompensa mucho mas apetitosa, requieren de un espíritu del cual carezco. Pedir dinero a Manuel o a mis padres se convirtió en una salida fácil y rápida pero, no estoy dispuesto a afrontar las consecuencias. Aceptar el trabajo que me ofreció Dolores nunca va pasar, simplemente lo puse en la lista para recordar que nuca va a pasar y sentirme orgulloso de eso.

Estoy feliz. No tan en el aire con esto de conseguir el dinero para viajar a Perú

Son las 11:oo de la noche en Buenos Aires y tengo que ir a visitar a Manuel. El viaje es bastante largo. En estos últimos meses descubrí que cada día que pasa voy perdiendo esa inconsciencia que servía como inmunidad contra lo que me acecha. Cada día que pasa tengo más miedo de salir a la calle, me da vergüenza decirlo, sobre todo por que soy de uno de los barrios mas peligrosos del Perú y esto que pasa aquí es un juego de niños.

Nota: Debo recuperar ese mecanismo de defensa.*

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* Estas notas no formaban parte de la novela. Estaban escritan en dos post-its pegados al comienzo de la obra. Parecen formar parte del argumento pero son expreisones del escritor no del narrador. Manuel Jontes



domingo, 19 de agosto de 2007

26 de mayo

Hoy recibí una carta de mi padre en la que me contaba de la muerte de una persona. Con palabras graves me decía que debía viajar a Perú ya que no podía informarme la identidad de esta persona si yo no me hacía presente. Cuando recibí la carta y estas palabras graves a las que mi padre no me tenía acostumbrado, pensé en mi madre. Bajé rápidamente y fui al locutorio a telefonear a Perú. En ese momento los tono que me daba el teléfono parecían de una longitud inapropiada, eran interminables. Mi madre resucitó y la alegría me hizo prometerle que ni bien pudiera arreglar algunos problemas que tenía en Buenos Aires viajaría a Lima para descubrir al muerto.

(Los problemas que me retienen en Buenos Aires son ficticios, disfrazan al único inconveniente que me aqueja que, es el de no contar con el dinero que me permita comprar ese pasaje).

(Creo que tardaré un mes en conseguir el dinero. Ya lo arreglaré. El problema es como sobrellevar esto de ir a buscar un muerto sin conocer su identidad. Desde que llegué a Buenos Aires tantos conocidos habían muerto. ¿Cuál es la razón por la que mi padre quiere que viaje a Lima?).

Yo suponía que el Perú se iba a poner feo por eso mismo me vine a vivir a Buenos Aires (no es el paraíso pero, todavía se puede vivir). El otro día me puse a hacer la cuenta de los conocidos que habían muerto en Perú desde que yo vine a vivir aquí. 13 son los muertos. Todos crímenes.

¿Quién puede haber muerto? ¿Por qué no me lo puedo decir por teléfono y ya?. Estas preguntas me las voy a hacer durante todo el mes...puta madre.....

Una última aparición

Aquí termina mi papel de presentador. Seguramente mi voz se hará presente en algún que otro post. Mis intervenciones estarán destinadas a aclarar el tema de los pos-its pegados en las novelas (y si algún lector lo requiere)
Los dejo con la obra de Enrique Tomizuka

sábado, 18 de agosto de 2007

Aclaraciones

  • La obra está estructurada bajo la forma de un diario personal, aunque, en alguno momentos está configuración se va perdiendo.
  • La obra contiene varios datos autobiográficos del autor
  • Contiene algunas correcciones que me parecieron pertinentes. Cada corrección que he hecho sera identificada en el texto.

viernes, 17 de agosto de 2007

Enrique Tomizuka

El 16 de abril de este año murió Enrique Tomizuka después de estar varios meses internado en el hospital militar. Enrique llegó a Buenos Aires en 1997 proveniente de Lima, Peru. Aquí Terminó el colegio secundario y en al año 2001, tras cuatro interminables años, ingresó a la Universidad de Buenos Aires para desarrollar sus inquietudes literarias en la facultad de Filosofia y Letras. Antes de su muerte estaba cursando el tercer año de la carrera de letras (allí fue donde lo conocí)

Fui de las pocas personas que lo visitaron en el hospital y, creo, su único amigo en Buenos Aires.
Luego de la muerte de Enrique fui a su casa para llevarme algunas de sus cosas y entre tanto papelerío encontré algunos de sus escritos, muchos que no conocía. Me llevó varios meses meses leer su obra y hoy estoy en condiciones de decir que varias de sus narraciones llenaron mis expectativas como hacía tiempo no lo hacía ningún otro escritor.
Mi alegría (como crítico literario y en menor medida como escritor) aumentó cuando entre sus obras hallé la novela en la que estaba trabajando antes de morir, en mi humilde opinión, el mejor de sus relatos.
No es mi intención crear una imagen mística de Enrique Tomizuka pero junto a esta novela encontre algunas notas que hicieron erizar mis pelos (En esta parte de la introducción a este blog abandono mi papeles de crítico y escritor). Las páginas del escrito estaban plagadas de post-its amarillos, algunos configuraban el plan de escritura, pero, otros recien déspues de su muerte pueden ser entendidos. Pensé que sería estupido privarlos de estas notas, por eso, la públicación de fragmentos de la novela en este blog (si el tiempo me lo permite va a ser completa), va a ir acompañada de esas notas, tal cual como estaban ubicadas en el original.*
La dificultad de publicar en Argentina me llevó a crear este blog y si todo marcha bien ustedes van a conocer la obra de Enrique Tomizuka. Creo un poco de justicia literaria.
*La publicación de estas notas ni le agrega ni le quita valor literario a la obra.

Blogalaxia