jueves, 4 de octubre de 2007

En tierra

Llegué a Córdoba. El viaje ha dejado en mi un resabio achacoso que me envuelve y condiciona mi percepción. Conozco la provincia por referencias, sé que posee un abanico de atracciones únicas.

Me parece horrible.

El ómnibus estacionó frente a un edifico de vidrio y enteramente infectado por comercios de chucherías. La terminal estaba extremadamente sucia y la imagen era desoladora. Un numero incontable de asientos blancos esperaban vacíos, en fila, uno al lado de otro.
Durante los meses de enero y febrero estos lugares se inundan de familias que vienen y van, dejando desechos de absurda melancolía sobre los asientos y, sobre todo, en las carteras de los comerciantes. La resaca era el único habitante del lugar. Eso fue lo que respiré

Los vidrios del edificio no podían esconder al sol que iba asomando y, amenazante, me haría pensar en ese cliché: "las pequeñas hermosas cosas de la vida, el sol, un gran día..." Aunque voy a ser honesto, el sol, hizo mas agradable mi estadía en aquella ciudad que, me había parecido aterradora.

Me alejé unas cuadras de la terminal y me senté en un bar a tomar un café. Una bebida alcohólica hubiese sido demasiado, mis libros bajo el brazo y mis anteojos, hubieran generado una escena bochornosa.

La lectura no pudo distraerme de mis preocupaciones, ¿Qué debía hacer con aquellos muertos?, ¿enterrarlos?, ¿esconderlos en el placard?...no supe

8 comentarios:

Quijo - Meli Polo Fdez dijo...

En ocasiones por más que queramos huir de nuestros pequeños fantasmas cotidianos los vamos arrastrando con nosotros hasta que pasan a forman una parte más nuestra, indivisible, invisible pero firme...

La Gata Insomne dijo...

qué horrible
se lo que se siente
detesto los lugares "turísticos" aunque sean preciosos
creo que no oporto cierta mediocridad del turista cercano
echas el cuento con una gracia y desparpajo que no te deja más que la empatía

con los muertos cargaremos siempre
a veces escrbir ayuda
creo, digo, aunque cada vez entiendo menos

vuelvo lego con calma

saludos

Lucía Fdez. Segura dijo...

Llegaras como llegaras... Gracias por llegar jeje.

Un saludo

Gabriela Palomino dijo...

Publicado? esta. Es cuestión que escarbes un poco más.
Acabo de leer tu post y aunque no conozco Córdoba, tu relato no me ha dejado muchas ganas de visitar.
Un abrazo.

Francisco Flecha dijo...

Entiendo que lo que deja ese gustillo triste no es la ciudad, ni las tiendas, ni el sol tras los cristales, sino la sensación de estar en un viaje permanente y llegar a una "terminal" (será por eso que se llama "terminal", como una metáfora de la muerte.
Muy sugerente tu texto.
Saludos

Anónimo dijo...

Yo vivía hace años en una ciudad como la que describes. También me parecía horrible y las mismas preguntas me aquejaban.

Por suerte ya resolví los tres problemas.

esteban lob dijo...

No conozco Córdoba, más que por las referencias de unos amigos "cooordobeciitos", (remedando su hablar cantadito).
Gracias por la visita a mi blog. Comparto la impresión acerca del fútbol, que me expresas ahí.

Un abrazo.

Jorge Arce dijo...

Las imagenes enredadas entre las palabras, permitiendo sentir en cada paso las experiencias y los lugares...

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