jueves, 23 de agosto de 2007

(anoche) 27 de junio

Logré escapar. Con sangre en las manos y herido sobre las costillas. Llegué a la casa. Me abrió y me miró, de arriba a abajo. No se detuvo en ninguna de mis heridas. Entramos y la seguí hasta la cocina. Ella se sentó sobre la mesada y vigilaba el agua para el café. Sin preparación me acerqué a ella, me puse entre sus piernas que se abrían con timidez pero me daban permiso para besarla. La hornalla se apagó y ella me agarró fuerte de la nuca empujándome hacía su boca. Necesitaba un momento confortable. Fuimos a su cuarto nos recostamos, ya sin la violencia de los primeros momentos.
Con un cigarrillo en mi mano izquierda pensaba lo bueno que sería si ella en ese momento me decía que no podía quedarme ahí. Me levanté, vi las sábanas llenas de sangre y mis manos limpias; lo de las costillas es crónico. No dijo nada y me fui. Afuera, la luz de la luna cayó como plomo sobre mis hombros.

Lo que perdura en el tiempo se corrompe*

Los días anteriores del diario se han perdido...Ha sido muy duro conseguir el dinero...Lo logré..en unos días, después de todo, parto al Perú...Me carcome la conciencia y la ansiedad (puedo asegurar que es una mezcla fatal)

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* La nota estaba exactamente en el mismo lugar que la ubique. Aclaro que la nota no aporta nada al argumento de la obra (es una expresión del autor y no del narrador). Manuel Jontes

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